Hoy, la imagen de Chile en el mundo entero se puede atribuir en parte importante  a sus vinos. Los vinos son uno de los pocos productos que definen Chile en el exterior. El vino chileno se vende en la mayoría de los países y se reconocen por su calidad, variedad y aceptación. Con todo a pesar del reconocimiento para la calidad de sus vinos, variedades de la vid y climas, la asociación con Chile no era memorable.

La falta de imagen país en el mercado inglés hacía necesario que la marca tuviera un alto impacto, para ello se trabajó con tres conceptos, dos de ellos muy arriesgados: diversidad, enigmático y asombro. 

El diseñador de este logo, Mauricio Carrasco, nos  presenta un logo diferente y dinámico en lo formal, que nos muestra en un colorido mapa vertical la diversidad climática y geográfica de Chile, extraordinariamente idoneas para la vitivinicultura, especialmente para vinos de calidad superior. 

El resultado fue excepcional, la gran aceptación y reconocimiento que tuvo la marca en su lanzamiento ayudo a la apertura de una oficina de los vinos Chilenos en Londres para ocuparse desde ahí de todos los mercados del mundo.

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